lunes, febrero 26, 2007

Jerusalén, el mundo occidental y turístico.

Nadia nos dejó en un autobús que iba derecho a Jerusalén. Parecía un poco triste, y hasta que no arrancó el bus no se fue.

En la ciudad nos esperaría Avir otra increíble mujer del Comité que fue la primera que nos fue a buscar en el aeropuerto Ben Gurion. Mujer libre, sin velo y llena de vitalidad.
Cuando nos dirigíamos a Jerusalén, pararon nuestro autobús: otro check-point. No sé realmente si llegas a acostumbrarte a esta tensa vigilancia. Nosotras, que vivimos en libertad, nos parece admirable la paciencia que tienen los palestinos que pueden permanecer horas interminables en este tipo de controles.

Un militar entro dentro y estuvo pidiendo el pasaporte a todos los que estábamos allí. Un autobús repleto de palestinos jóvenes y nosotros. Vieron nuestra nacionalidad y haciendo bromas sobre diferentes equipos de fútbol españoles, nos dieron vía libre. Es curioso como un deporte une personas anónimas.


El paisaje cambiaba a media que nos acercábamos a la ciudad. Carreteras bien asfaltadas, bien delimitadas. Edificios grandes, infraestructuras perfectamente conservadas, como cualquier otra ciudad. Parecía mentira que estuviésemos a pocos kilómetros de territorio Palestino, donde el tiempo se ha parado hace años, dejando a su suerte algunos edificios, comercios, calles. Y así, de repente, de nuevo en el mundo occidental, con aparente tranquilidad en sus barrios y plazas.

Jerusalén...ciudad santa donde la hubiera, aquí conviven judíos, musulmanes y cristianos. Era jueves, sabíamos que no nos encontraríamos disturbios por las obras que están haciendo los israelíes desde el pasado martes. Son unas obras destinadas a construir un nuevo camino que conduce a la explanada de la mezquita. El lugar es considerado sagrado tanto por judíos como por musulmanes. En el caso de los primeros, porque sitúan allí su bíblico templo, y los segundos porque creen que es el sitio desde donde el Profeta Mahoma ascendió a los cielos, por lo que lo convirtieron en su tercer lugar de peregrinaje más importante.
La pasada semana estallaron disturbios que se extendieron a las avenidas vecinas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, así como al puesto de control de Kalandia, al norte de la ciudad. La policía disparó granadas y lanzó gas lacrimógeno contra los manifestantes que arrojaban piedras, a la vez que se evacuó a los creyentes judíos en la Plaza del Muro de los Lamentos, adyacente al Monte del Templo.
Abul nos dice que mañana viernes pasará otra vez. Todo el mundo lo sabe. Los viernes es un día festivo para los musulmanes y se organizan para reivindicar la ofensa que supone hacer obras en un lugar sagrado.

Entramos por la puerta de Damasco y paseamos por el Zoco de la ciudad antigua, un crisol de colores, aromas a especias que nos transportaban al pasado. En esas callejuelas se mezclaban mujeres palestinas vendiendo frutas, verduras, militares israelíes y turistas. Era increíble. Pudimos observar que había infinidad de cámaras y militares apostados en lo alto de la muralla.

Nos sorprendió una granizada de impresión en el Muro de las lamentaciones. Curiosamente los judíos que rezaban allí, ni se inmutaban, seguían con su monótono movimiento, como si estuviesen en otro mundo. Como los cristianos, miles de fieles que se arrodillaban y besaban el santo sepulcro. Cada persona expresaba su fe de forma diferente, y en Jerusalén hay una convivencia con todas estas religiones, tan diferentes entre ellas, pero con un significado común: todas son religiones monoteístas. Ojala la tolerancia y el respeto siga siendo posible.
Ese día tuvimos un encontronazo en la calle que iba a las mezquitas musulmanas. Intentamos visitar la Mezquita de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al - Aqsa ("la remota"), donde anteriormente se produjeron los disturbios. Pero fue prácticamente imposible, aunque pasamos el primer check-point, al segundo nos denegaron la entrada. Nos dijeron que era por nuestra propia seguridad. Sólo conseguimos una foto de la Cúpula de la Roca a lo lejos. Un lugar que anteriormente estaba abarrotado de turistas y curiosos, ahora permanece en silencio, desierto.

Los militares israelíes estaban tensos y algo nerviosos. Chicos jóvenes, obligados a hacer la mili, tanto mujeres como a hombres, durante tres largos años.

Por tanto, en ese país todos los niñ@s entre 18 y 21 años están en el ejército. Y después a estudiar en la Universidad. Muchos están aburridos, cabreados de su suerte, apostados horas y horas de pie mientras podrían estar divirtiéndose con sus amigos en cualquier bar. Nos preguntaron de dónde éramos. Y ellos, sintiéndose afortunados por entablar una mínima conversación nos contestaron:- “España amigos!!¡Real Madrid!¡ Barça!"- Nos decían, haciendo otra vez alusión al fútbol, mientras sujetaban sus M16.
Después de unas horas, les encontramos de nuevo con unas chicas en el puesto de control, paliando por un momento el aburrimiento.

Cenamos en casa de Avir. Conocimos a su espléndida familia. También a otra “abu” que nos regaló a ambas unos vestidos tradicionales palestinos. Nos sorprendieron sus bordados y sobretodo, la generosidad una vez más de estas gentes, que por muy pobres que sean, lo dan todo. El marido de Avir nos llevó de vuelta a Ramallah. Pasamos el túnel del tiempo otra vez en el check point de Kalandia.

Al pasar el puesto, grandes bolsas de agua inundaban la carretera. Todo estaba anegado por la lluvia. El sistema de desagüe dejaba mucho que desear y el agua se filtraba en algunos coches.
La noche se impuso, y el cansancio hizo mella en nuestros rostros. Otro día increíble. Y así, contentas llegamos al hotel.


jueves, febrero 15, 2007

Minikeku encuentra su hogar en Belén.

Hace un tiempo os hablamos de Minikeku, un peluche que nos dieron unas maravillosas personas, grandes amigos nuestros, para regalárselo a algún niño o niña que de verdad lo necesitara.
Y hoy iba a ser el día.

Seguimos en el Centro de Rehabilitación Bethlehem Arab Society for Rehabilitation.
Nos llevaron a la sala de pediatría entre pasillos interminables.
Nos dimos cuenta que Minikeku tendria aqui un sitio ideal para quedarse.
Vimos que los niños estaban estupendamente cuidados, atendidos. Observamos la humanidad de la enfermera que trataba a los menores con una gran ternura, acariciando sus manos, hablándoles. Sobretodo un niño de unos tres años, que está en estado vegetal debido a un terrible accidente de tráfico.

Es un caso grave, pero está en muy buenas condiciones sanitarias, además dispone de una amplia habitación, con un sol que riega con su luz, media habitación.
También vimos que hay pequeños con grandes dificultades de movilidad por diferentes enfermedades.
Además aqui, acogen a niñ@s que han sufrido algún tipo de lesiones debido al conflicto entre ambos pueblos.
Dos chiquillos hacían carreras con sus sillas de ruedas. Se nos acercaban con mucha curiosidad y sonreían a carcajada limpia. No sabemos si es por nuestro idioma o porque éramos extranjeros.

Los menores hacían verdaderos esfuerzos para llamar nuestra atención y nosotras le correspondíamos con besos y palabras entre inglés y español.
Entonces comprendimos que Minikeku, que lo llevábamos con nosotras para dejarlo allí, no podía ser para un único niño.

Él iba a estar con todos los que estuviesen hospitalizados, paliando la tristeza que podían tener al estar ingresados. A través de los años, para que todos pudiesen sentirse acompañados por él en los miles de juegos imaginarios.
Minikeku pertenecía a todos y cada uno de los diferentes niños que pisarían las habitaciones de este Centro.

Nos alegramos porque quedó perfectamente instalado y supimos con una verdad meridiana que tanto Montse como Mario, amigos con una gran calidad humana, se quedarían muy contentos del nuevo hogar de Minikeku.
Ahí le teneis.

Minikeku se acopló entre los tres niños que se turnaban para tocarle, entre risas y gritos.

Nos fuimos no sin antes mirar atrás las caritas de alegría ante el nuevo miembro de la sala de pediatría. El sonido de voces infantiles se difuminó a medida que nos alejábamos de la planta. Tuvimos una sensación de plena felicidad.
Gracias.

Hasta pronto Ithna. Caminando por Belén.

Nos despertamos pronto, y ya se escuchaban a lo lejos el susurro de las mujeres y de los niños, cuidadosos, para no despertarnos.
Antes de irnos, nos enseñaron el maravilloso paisaje que se podía contemplar en la parte posterior de la casa de Jamil.
Colinas con olivos, flores tempranas y aire puro. Y a lo lejos, una alambrada, usurpando la tierra: otro asentamiento judío. Nos llevaron a la casa de la “abu” a desayunar.
Ella apareció con toda esa vitalidad tan increíble, llevando grandes panes redondos sobre su cabeza, sin perder la sonrisa.
Y así, entre té, pan, hummus, aceitunas, queso, desayunamos y cogimos fuerzas, sobretodo, para despedirnos de nuestra segunda familia.
Nos adoptaron a los tres. Teníamos otro hogar y estaba allí, un lugar maravilloso, una gente extraordinaria, llenas de vida, de respeto unos con otros, de acogimiento y de paz. Todos los miembros de la familia se asomaban por las ventanas. Nos despedían emocionados y nosotras con una gran tristeza dijimos adiós con las manos y con el grito de que vengan a España, que también tenían otra casa. Hasta pronto Ithna.

Partimos hacia Belén, aún con los recuerdos de esa noche mágica.Varios check-points. En uno de ellos, nuestro conductor sabía perfectamente hablar hebreo, esto fue una ventaja. Además de que los palestinos usan la misma moneda de Israel con simbología judía, también les encanta que los palestinos hablen su idioma. Es como si su superioridad y un orgullo incongruente se elevara, se creciese. Asi pues, no pidieron el pasaporte a nadie.

Belén.
Se encuentra ubicada en los Montes de Judea, en la zona denominada Cisjordania. Su población está cercana a los 30.000 habitantes, la mayoría cristianos.
Ciudad que estuvo sitiada por el ejército israelí durante casi tres años, en el 2002 abandonó las tropas devolviendo la ciudad a la Autoridad Palestina. Desgraciadamente ha descendido alarmantemente la visita de los turistas extranjeros agravando una vez más la economía de Belén.
Visitamos otra guardería del Comité de Mujeres, llamada Future Bethelem.
Tres profesoras para quince niños, con edades comprendidas entre dos a cuatro años de edad.
El centro tiene una clase exclusiva para dormir. Otra para seis bebés y un aula de juegos con tobogán y diversos materiales.


Allí juegan, pintan, etc.Están de ocho a cuatro de la tarde.Hace un poco de frío, y lo palian con dos radiadores viejos. Nos damos cuenta de las necesidades que tiene este centro, porque además del frío los materiales están desgastados, sobretodo las colchonetas donde se tumban los niños.

Tomamos el té con las profesoras, y poco después una de las responsables del centro se vino con nosotras para visitar la ciudad vieja de Belén.
Subimos por cuestas imposibles en un taxi con seis personas, casi nos asfixiamos entre subidas, bajadas y recovecos de la ciudad.

Visitamos La Basílica de la Natividad un templo antiquísimo cristiano donde pudimos observar la devoción de algunos turistas.
La tradición dice que la iglesia fue construida en el lugar donde nació Jesús de Nazaret, ahora lugar sagrado tanto para cristianos como musulmanes.

Callejeamos por la ciudad vieja durante poco tiempo y después nos dirigimos a un Centro de Rehabilitación llamado BASR - Bethlehem Arab Society for Rehabilitation.
Organización creada en 1960 con el fin de proporcionar servicios de rehabilitación a las personas con necesidades especiales, para que puedan integrarse plenamente en la comunidad, proporcionándoles servicios médicos, educativos, sociales, culturales y recreativos, así como oportunidades de formación y trabajo.
Nosotras queríamos visitar sobretodo a menores afectados por la segunda Intifada que tuvo su inicio a partir del 29 de septiembre de 2000.
Nos recibe muy amablemente su director, Edmund Shehadeh, permitiéndonos la entrada al Centro.

Este Centro de rehabilitación está ubicado en un sitio privilegiado. Esta en lo alto de una cima, contemplando toda la ciudad de Belén y parte de cultivos de olivos.
Los pasillos son espaciosos, y destaca los grandes ventanales que dejan pasar una luz espléndida, llena de vida.

Nos llevan a una habitación muy amplia con capacidad para seis camas aunque en esta ocasión sólo están ocupadas por tres pacientes.
Conocemos a Iihad, un chaval de 16 años. Recibió un disparo en la cabeza. Las consecuencias fueron terribles. Le provocó una hemiplejía con grandes dificultades en el habla.
Este chico se dirigía al colegio cuando recibió el disparo del ejército israelí.
Nos dicen que gracias a la rehabilitación está poco a poco recuperándose superando que la parálisis en la pierna no pueda con él. Recorre los pasillos lentamente pero seguro. Y cada vez habla con más fluidez.
Nos conmueve su sonrisa.

En otra habitación y solo está Mohin de 22 años.
Parapléjico debido a otro disparo del ejército israelí hace dos años. Salió a protestar por el asesinato del líder espiritual de Hamás, Ahmed Yasín. En esa manifestación hubo tres palestinos muertos por disparos israelíes. Mohin salvó su vida de milagro.
Lleva dos años postrado en la cama, viendo pasar el tiempo resignadamente.
Le preguntamos cual es su opinión sobre el conflicto y nos responde:- No tiene solución. Nunca se irán de nuestra tierra."
Nos despedimos de él tocando su mano, mostrando nuestra solidaridad y respeto.
Salimos de la habitación. Los pasillos están desiertos, no hay nadie. Pero han sido testigos de grandes desgracias. Ojala que permanezcan así, vacíos, en silencio, sin dolor ni atisbo de sufrimiento.


miércoles, febrero 14, 2007

Hebrón. Rabia contenida.

Comenzamos nuestro tercer día con dirección a Hebrón y pueblecitos de los alrededores, como los días anteriores, con una agenda muy apretada de trabajo. Observamos a nuestra derecha el muro levantado que separa Cisjordania, un muro construido con el abuso de poder y sobre todo con sangre, un muro de vergüenza.

Hacemos una parada para hacer algunas fotografías.
Se ven pintadas de banksy, el famoso artista británico de grafitti. Y bajo un cielo plomizo, similar color del muro, Alicia sale disparada para recopilar algunas fotos.





Ithna.

Escuela Infantil Kanafare IDNA.

Nos recibe la directora acompañada de las profesoras, y estudiantes de Magisterio que ayudan en la escuela. El recibimiento por parte de los niños esta vez no solo es con canciones sino también con danzas típicas
La escuela dispone de tres aulas: una para los niñ@s de 4 años y otra de 5 con el apoyo de un aula para el juego libre. La organización es magnífica, a pesar, del escaso material del que disponen: folios para pintar de dudosa calidad y una plastilina reutilizada durante años, tan gastada que se te pegaban los dedos y apenas podías hacer alguna figura decente.

Nos llama la atención el nivel de matemáticas que tienen para su edad. Nos muestran orgullosos sus dibujos a sí como sus libretas de inglés. Después nos espera el té mientras comentamos como coordinan el Centro, problemas que tienen etc.
Tienen además un aula de juegos, en los que se incluyen: supermercado, hospital, cocina y comedor.


Nos visita Amira, es una niña encantadora, intuimos que tiene una historia triste y terrible. Amira tenía 2 años cuando regresaba a casa con sus padres, su hermanito y su hermano mayor recién casado con su mujer, después de haber visitado a unos familiares. Era de noche y mientras su padre conducía observaron unas luces de otro coche, nada raro, en una carretera, hasta que al cruzarse, dispararon al coche matando a sus padres, su hermanito y su hermano mayor. Los responsables de este brutal asesinato, unos colonos judíos que vivían en los asentamientos.
Ella recibió un balazo en la pierna pero sobrevivió al igual que la mujer de su hermano. Fueron atendidas en el Hospital de Jerusalén. Nos recuerdan que los colonos tienen autorizado el uso de armas de fuego.
¿Por qué? ¿ siempre la misma pregunta, no importa el tiempo que haya pasado, la familia de Amira solo regresaba a su casa? Ella no recuerda nada, era muy pequeña. Vive con sus tíos.

Poco antes de irnos, nos hicimos una foto todas juntas.
Yatta: Al- Dwer.
Visitamos la guardería Kanafane Kinderganden que agrupa a niñ@s entre 3 y 4 años de edad coordinados por dos profesoras. Es una guardería rural, pequeña. Muy recogida y alegre.
Nos reciben un poco asustados y con cierta desconfianza, no hay que olvidar que en este último año en esta zona han sufrido muchas incursiones y disturbios que han afectado a estos niñ@s. Las profesoras animan a los niños con una canción para agradecer nuestra visita, nosotras tratamos de responder de igual manera cantando una canción sobre la primavera respondiendo encantados y no dejan de pedirnos que cantásemos una y otra vez la misma canción. Así lo hicimos, fue muy divertido. Los magníficos dibujos y murales que habían pintado los niños decoraban las aulas y los pasillos, creando un ambiente agradable.

Nos llama la atención un nene retrasado. Está integrado con los demás niños de la escuela, jugando y participando dentro de sus posibilidades en las diferentes actividades del centro. Nos emociona ver su cariño y sus abrazos.
El trabajo de estas mujeres, es admirable; intentar trabajar con los niñ@s en las distintas áreas utilizando lo poco que tienen pero la creatividad y la pasión por su trabajo superan con creces la calidad de la enseñanza, algo que nos sorprende y nos hace meditar:
“¡Cuánto tenemos que aprender!”

A nuestra salida observamos a un niño que arrodillado bebe té solemnemente. Sonreímos.

Hebrón.

Hebrón es una de las ciudades más densamente pobladas de Cisjordania. En el centro de Hebrón, 750 colonos viven en cuatro enclaves con unos 150.000 palestinos musulmanes, en los que se incluye 3 comunidades cristianas palestinas.

En el término municipal de Hebrón, hay 6.400 colonos judíos viviendo en el asentamiento de Kiryat Arba, además de 2.670 colonos que viven en el área de los alrededores, bloqueando la capacidad de desarrollo de Hebrón al este.

El Comité de Mujeres tiene un local pequeño en esta ciudad donde se reúnen una vez al mes profesoras, estudiantes de magisterio así como personas que colaboran de los pueblecitos de los alrededor de los distintos centros para coordinar y programar las distintas actividades, no solo las referentes a la educación y los derechos de los niñ@s sino también aquellas que favorezcan la independencia de la mujer y sus derechos. Al mismo tiempo trazan un plan de trabajo para concienciar a las mujeres que no se casen tan pronto, y su integración en la vida laboral. Son zonas rurales y es un duro trabajo.

Es la hora de comer, hoy lo hacemos con estas mujeres, de gran coraje. Nadia como siempre nos lleva a unos sitios donde se come estupendamente y es que la comida típica de aquí es riquísima, todo está buenísimo. Una comida rápida sin sobremesa y seguimos camino para visitar el centro de la ciudad, donde nos encontramos con un mercado repleto de excelentes verduras, frutas, especias, nos llama la atención el repollo algo que aquí también lo tenemos pero de unas dimensiones que nunca habíamos visto.
tremendo documento”, como diría Alicia.

Nos dicen que la agricultura palestina es una de las mejores del mundo, pues disponen sus tierras de excelentes pozos subterráneos que riegan todos sus cultivos…y pensamos:- No es de extrañar que quieran usurpar la tierra a los palestinos.

Caminamos hacia la parte antigua de la ciudad, a medida que nos vamos adentrando hay más cristales rotos, casas abandonadas, derrumbadas pero podemos entrever que no hace mucho tiempo fue un bello lugar, lleno de bullicio, de vida. La gente que vivía ahí sufrió un duro golpe, en 1994, Baruch Goldstein, un colono nacido en los EE.UU. perteneciente al partido Kach, entró en la mezquita de Abraham y disparó sobre los devotos musulmanes con un fúsil de asalto M16, matando a 29 personas e hiriendo a cientos.
Tras la masacre de la mezquita, el partido Kach fue ilegalizado en Israel.
Los partidarios de este grupo representan al movimiento religioso y sionista de extrema derecha, cuya intención es desalojar a todos los pueblos que ellos consideran incapaces de vivir en paz con los judíos de las fronteras bíblicas de Israel. Muchos de los colonos de Hebrón profesan fidelidad a estos grupos.

Nos comentan que a partir de ese momento los israelíes dividieron la Mezquita en dos: una parte para los palestinos de Hebrón y la otra para los judíos que viven en los asentamientos. Durante el recorrido, en el viejo Zoco y la calle Shalala, hacia la Mezquita pudimos observar hacia arriba como una especie de techo pero de red metálica, cubre todo ese paseo debido a la cantidad de cosas que los judíos arrojan: botellas, piedras, envases entre otras muchas cosas, y en alguna ocasión excrementos y orina a todo el que pasa por allí, sobre las cabezas de viandantes palestinos desde lo alto de los edificios de Avraham Avinu y Beit Hadassa. (Nosotras no hacemos más que mirar por si acaso.)
Así es que la gente decidió abandonar sus casas y marchase de allí.

Además varias casas fueron demolidas y todas las tiendas de las áreas cercanas a los asentamientos, tales como la calle Shuhada o la calle Al Shalala, han sido forzadas a cerrar, con graves consecuencias sobre la economía de la ciudad.

Actualmente hay más de 1.000 tiendas cerradas, un tercio de ellas lo ha sido por orden militar por su “propia protección”. Según el Comité de Rehabilitación de Hebrón, solo el 10% de 650 tiendas y almacenes están funcionando en el viejo Zoco. Hoy en día, la situación es muy difícil y precaria puesto que la mayoría de las familias viven por debajo del índice de pobreza.
En el año 2002, Hebrón sufrió un período prolongado de toque de queda, por una cantidad total de 388. A menudo fue una forma de castigo colectivo, pero a veces fueron impuestos solo para permitir a los colonos judíos celebrar sus ceremonias.


Pudimos ver la tumba de Abraham en la Mezquita, después de pasar tres check-points. Uno de ellos con puertas giratorias de hierro. En uno de esos controles murieron 29 palestinos en 1994. Estos puestos de control militar fue introducido como parte de las medidas de seguridad en la ciudad, el gobierno israelí dice que son necesarios para proteger a la población musulmana de los, a menudo, violentos colonos.

En estos controles al mostrar nuestro pasaporte no realizaron ningún tipo de pregunta pero a Nadia y a su sobrina una y otra vez eran miradas con lupa, notamos que Nadia se contenía, siempre tan digna como es ella, estuvimos a punto de renunciar a visitar, no queríamos que pasase eso trago por nosotras.


Últimamente ha habido algunos disturbios en la ciudad, nos comentan que nunca tuvieron problemas, todo lo contrario siempre han convivido en armonía con los judíos originarios de Hebrón así como también con los cristianos, pero desde que se han instalado nuevos asentamientos judíos procedentes de Rusia así como de otros países, suelen sucederse estos conflictos y se respira en el ambiente una rabia contenida, recordemos que hay 2000 soldados israelíes a disposición de los colonos, una excusa para mantener al ejército en el centro de la ciudad.

De vuelta, otra vez por el viejo Zoco y la calle Shalala. De nuevo, ver esa red metálica vergonzosa llena de objetos arrojadizos. ¿Llegará el entendimiento entre estos dos pueblos alguna vez..?
Por las calles vimos unos niños jugar, ajenos a la tensión que reina en esa calle. Llevan zapatos de varias tallas más grandres que normalmente deberían usar.


.....

Nadia nos dirige por una calle desierta, el silencio se palpa en cada esquina. Los comercios cerrados a cal y canto. No hay nadie. Observamos cómo hay en las paredes restos de disparos y cuando Teresa y Jacobo subían por esa calle, Nadia me frena y les llamé para que se diesen la vuelta inmediatamente.


A lo lejos vienen derechos hacia nosotros un par de militares israelíes armados hasta los dientes, con chalecos antibalas. Nos miran desafiantes, preguntándose seguramente que hacemos caminando en esa calle.


No pudimos andar más. Fuimos también víctimas de la ocupación y de una rabia contenida al igual que nuestros hermanos palestinos. Victimas del fracaso de libertad.

Regresamos a Ithna donde nos quedamos esa noche con la familia de Nadia, una gran familia que nos hicieron sentir como en nuestra propia casa y adoptándonos como suyos. Cenamos un plato típico palestino: Maqlouba, a veces se denomina como la paella árabe debido a su similitud de aromas y colores con la paella valenciana. Se trata de un plato servido los días festivos.

Estuvimos conversando en castellano ya que el hermano de Nadia, Jamil estudió en Granada y estaba encantado de hablar nuestra lengua. Después de cenar nos llevaron todos a la parte posterior de la casa: nos quedamos sorprendidos la familia al completo, unos 37 miembros aproximadamente, todos reunidos alrededor de una fogata. El fuego subía hacia el cielo. Se reúnen así diariamente todas las noches para dialogar y compartir sentimientos. El abuelo comenzó a tocar la flauta. El respeto hacia los mayores, tanto a mujeres como a hombres es total.


El abuelo tiene dos mujeres, recordemos que la poligamia está admitida en Palestina, no es muy frecuente pero sí en esas generaciones y sobre todo en zonas rurales. Sin embargo, no es una práctica común en las nuevas generaciones. Las mujeres palestinas presentarán un proyecto de Ley al Parlamento para sea abolida.

Todos en círculo alrededor de una hoguera, niños, bebés, tíos, sobrinos, primos, vecinos, abuelas mientras escuchábamos el sonido de la flauta con música típica palestina de esa zona, observando el ambiente familiar que reinaba, envidiable.

Nosotras correspondimos cantando canciones de nuestro país, bailes. Teresa se soltó con una canción en gallego: A rianseixa. La cantó emocionada mientras que sólo se oía el crepitar del fuego.
Fue muy emocionante y nosotras por un momento olvidamos el cansancio, los check-points, las carreteras infernales, las historias tan tremendas y pudimos al menos disfrutar de una noche familiar y entrañable que nunca olvidaremos.

Es la hora de la despedida, nos vamos a dormir, los niños lloran, los rostros de las abuelas llenos de arrugas indicio de llevar una vida dura, también muestran signos de tristeza, sobre todo nuestra “abu”que nos recordaba a la abuela del anuncio de la fabada, y nos la imaginábamos bajando del todo terreno, pasando los check-points al grito de “ cay prisa, cay prisa”. Sólo de imaginárnoslo nos reíamos mientras que la mirábamos con esa carita tan entrañable.

En casa de Jamil conversamos sobre la situación en Palestina, él nos comenta que lleva seis años sin ir al centro de Hebrón debido a los problemas ocasionados por los nuevos colonos. Ante la pregunta, ¿ cual cree que sería la solución al conflicto? Responde: -"un único estado para todos, sin fronteras, integrado por palestinos, cristianos y judíos, recordando la buena relación y el respeto que ha existido entre todos esos años que quedaron atrás."
Es la hora de dormir así es que todos a la cama.
No tenemos palabras para agradecer a la familia Itmari/Jamil el trato tan familiar del que disfrutamos. Todo nuestro cariño para ellos, pues son parte ya de nuestra familia también.
“La verdad aumentará en la medida que sepamos escuchar la verdad de los otros, la verdad del pueblo.”

martes, febrero 13, 2007

Jenin. Abriendo las puertas a lo cotidiano.

Camino de Jenin. Contemplamos un paisaje muy similar al de España, con amplios campos de cultivos de olivos, un gran símbolo en Palestina, sustento de generación tras generación a través de los años. Muchos son cortados de cuajo por los colonos, otra especie de castigo que raya en locura.

La vista es como si estuviéramos en algún lugar perdido de España, salvo una gran diferencia: los innumerables check points, controles o barreras como los llaman aquí, incluido en el entorno, como algo ajeno, sin sentido en un país con deseos de paz y libertad.

Nadia es nuestra guía en estos días, ella es una mujer fuerte, tremendamente segura de si misma, decidida y valiente que no sigue las normas establecidas: no tiene hijos y está soltera.
Aisha, es nuestro conductor, familiar de Nadia, con ojos duros pero a la vez que denotan una gran sensibilidad.
Paramos a tomar té, otro símbolo importantísimo en Palestina. Un puesto ambulante, con cuatro hombres amigables, agradables y atentos. El té esta buenísimo y reconforta el cuerpo. Aquí lo toman los niños desde muy temprana edad y también significa la unión, tertulia y familiaridad.
La furgoneta del puesto de té aparece pintado, de forma temblorosa su correo electrónico y lo señala todo orgulloso mientras reímos los cinco.
La risa poco nos dura, pues una vez arrancado a los pocos kilómetros de nuevo otro check-point. Nos paran el coche y un chico de unos 20 y pocos años entra medio cuerpo dentro pidiéndonos el pasaporte. Su aptitud es autoritaria, y Aisha le mira serio pero sin bajar la vista. Nadia está preocupada por nuestra seguridad, y también se mantiene firme pero apaciguadora, transmitiéndonos calma y seguridad. Otra gran mujer.
Sólo miran el pasaporte verde palestino de ambos, el nuestro ni lo leen…

Pasamos de lejos Nablus. Tiene un difícil acceso. Hay que bajarse del coche e ir andando para darles el pasaporte en el control. De Nablus solo se habla de horror y desesperación. Dicen que los menores de treinta y dos años no pueden salir del pueblo. ¿Os imaginais no poder salir de vuestras localidades hasta esa edad...?
Llegamos a la ciudad de Jenin. Sus calles, su tráfico es un verdadero caos. Dicen que casi todos los suicidas son de Jenin y las paredes de sus calles están plagadas de carteles de mártires suicidas y de algún que otro partido político. En las farolas, y algunas antenas están puestas las banderas de los partidos políticos de Hamás y Al-Fatah, además de la Palestina.
Reina un ambiente de gran actividad, nos envuelve el olor a pan, de ruidos por un tráfico infernal, y el sonido de la llamada a la oración a lo lejos.

Nadia nos lleva a una oficia que el Comité de Unión de Mujeres tiene en la calle principal.
Se llama Supra Center para mujeres y niños. Un local amplio que nos llama la atención pues tiene salas para hacer aeróbic, mantenimiento con varios aparatos de ejercicios. Nos dicen que es para que las mujeres hagan deporte, que no se queden en casa siempre, un espacio lúdico que además pueden traer a sus hijos.
El té sale de nuevo. Tan caliente que no sabemos cómo sujetamos los vasitos para no abrasarnos.
Nos dan algunos casos médicos de niños enfermos para que lo valoren médicos en España. Son informes extramedamente duros, desesperados que los padres se ven incapaces de sobrellevar, sobretodo económicamente pues la sanidad en Palestina es muy muy cara y el nivel de vida es bajo, además del bloqueo económico que padecen después de que Hamás ganara democráticamente las elecciones.

Partimos para el Campo de Refugiados en Jenin. Nos sorprende ver que al igual que el campo de refugiados de Ramallah tiene amplias casas, después de tanto tiempo, las tiendas de campaña se han transformado en viviendas, con patios, con pasillos escalonados entre las casas.
Esta guardería se llama Garden Samera Zpadi. Tienen niños de entre 3 a 5 años de edad. A partir de los cinco años de edad, comienzan a aprender inglés. Las madres no trabajan, pero dejan los niños en la guardería y a veces ellas, colaboran en las diferentes actividades con las profesoras.
Nos reciben con canciones, palmas y entre risas vergonzosas.
Hay un niño de cuatro años, que nos mira, asustado, rígido con los ojos muy abiertos. Preguntamos qué le pasa y la profesora nos dice:.- Está tan asustado que quiere irse a casa, piensa que sois israelitas.

Hay otra nena sorda, lleva un aparato en ambos oidos y nos comentan que hacerle una audiometría en Jordania cuesta alrededor de dos mil euros. Además la foto de su padre está enmarcada en uno de los pasillos de la guardería.
Fue el primer asesinado en la tremenda incursión del ejército israelí que hizo en el año 2002. Y poco después de irnos, una de las profesoras nos dice, señalando la foto, que era su hermano. Cada palestino, cada palestina tiene detrás una triste historia.


Paramos a comer en un local con historia, entre el caos del centro de Jenin. Poco a poco y como por arte de magia, van apareciendo personas para hablar con nosotros e incluso un palestino con ojos verdes que sabe hablar un poco español. Entre falafel y kebab nos comenta que hace un día le retuvieron en un check point durante seis horas, de rodillas y con los ojos vendados. Hay veces que incluso cuando llueve les mantienen en esa situación. Es una práctica habitual en dichos controles, sobretodo cuando son susceptibles de ser sospechosos.
Volvemos al Campo de Refugiados, no si antes ver algunas casas destrozadas por la anterior incursión. Visitamos a Mohamed Abo Alhiga.

Tiene 32 años. Recibió un disparo en el cuello, también durante la incursión del 2002 en Jenin. Cuando vio que los tanques entraban en su ciudad se dirigió a lanzar piedras cuando una bala destrozó parte de sus vértebras de forma que tiene grandes dificultades para caminar y permanece todo el día en la cama tumbado, además tiene grandísimas secuelas en el cuello que le impide hablar con claridad y permanecer con el cuello recto.

No recibe ningún tipo de subvención por parte del Gobierno Palestino, y tienen muchas dificultades para hacer la rehabilitación. Su única ayuda es su familia y su hermano menor que todos los días le acompaña a salir a la calle para que camine, lentamente mientras que mira a lo lejos la silla de ruedas, negándose a sentarse en ella ya que dice que para él seria aceptar la muerte en vida.
Tiene denegada la entrada en Israel por estos actos “violentos” y cuando le preguntamos si lo volvería a hacer nos contesta con dificultad: - Por supuesto, lo haría otra vez por mi pueblo y por la dignidad. Israel tiene que abandonar las tierras ocupadas. Y por favor, me gustaría mucho que mi opinión se contara al pueblo español.


De regreso a Ramallah anochece, cae una lluvia incesante. Y mientras, Aisah pone un cd de música. Es Smashing Pumpkins , con una canción reveladora: Disarm.
Y en lo más alto de las colinas se ven más asentamientos de colonos. Son como chalets adosados. Están en sitios privilegiados, contemplan casi todo el valle. Parece que tienen una aptitud desafiante, orgullosa.
Entonces sabemos que pronto tendremos otro check point y que mejorarán las carreteras, pues las hacen para el tránsito exclusivo de estos colonos israelíes.

Efectivamente, aparecen a lo lejos. Con un pastor alemán enorme. Obligan a dar la vuelta a una familia palestina: padre, madre, cuatro niños y la abuela. No les han dejando pasar.
Aisha baja del coche, con nuestros pasaportes otra vez. Se dirige hacia ellos, a unos cien metros antes, el coche no puede ir. Son los palestinos los que se tienen que desplazar, siempre.
Aisha regresa. Nadia nos dice: - No problem.

lunes, febrero 12, 2007

La fuerza de la mujer palestina. Ramallah y Beit Anan.

Nuestra llegada a Israel fue este pasado domingo después de miles de registros que hacían exhaustivamente a todos los viajeros del vuelo con la compañía israelita.
Una de las mujeres de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas nos esperaban en el aeropuerto, no sin antes, retener unos minutos a Alicia en el aeropuerto por mencionar la ciudad de Belén, como una posible visita.
Mencionar en Israel los nombres de ciudades en territorio palestino es sinónimo de vigilancia, control y prohibición.
Una mujer, un taxi, y dirección a nuestro primer check-point. La noche no acompañaba, pero las luces dejaban entrever un muro gris, infame que separaba los territorios, un muro ya conocido en este blog.
Una soldado israelí con ametralladora, de unos veintipocos años se paseaba vigilando cada coche, cada rostro, cada matricula.
Al pasar y después de enseñar nuestro pasaporte, el paisaje cambió.
Nos introducimos en el túnel del tiempo. Calles sin asfaltar, baches, edificios derruidos, y el sonido del motor.

Ramallah por fin. Palestina nuestro destino y de Lápices para la paz.
Hoy la mañana se ha despertado soleada. Sabíamos que sería un día importante. Conoceríamos a Maha Nassar y visitaríamos diferentes colegios y guarderías.

Y así fue. La Oficina de las mujeres, es un local pequeño pero bastante bien estructurado. Se transmite el trabajo que cada mujer desempeña organizadamente. Diferentes carteles del 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, otros sobre la emancipación de la mujer palestina y otros carteles que reflejaba un halo de lucha por la integración en todos los campos de la mujer.


Fuimos recibidas calurosamente. Como sólo saben hacer la hospitalidad de este pueblo, sintiendo el apoyo y la solidaridad de los que habéis participado en la campaña.


Maha Nassar nos recibe con un gran abrazo, transmitiendo todo su afecto y agradecimiento a todos los que hemos hecho posible Lápices para la Paz. Estamos emocionadas al verla compartiendo sentimientos comunes y en definitiva construyendo un mundo mejor.
Tagreed Abu-Gulmy, es una chica tímida, que con una sonrisa nos enseña la oficina en la que trabaja siendo una de las secretarias del Comité.
Aquí todas tienen una función:
Khitam Saafin, vicepresidenta, Naida Tmei, coordinadora de los jardines de infancia, Manal Ratrat otra secretaria, Soraya Amuri y tantas mujeres, y tan bien organizadas. Es gratificante ver actuar a cada una de ellas.
Nuestra primera visita, una guardería de los bebés, donde la madres trabajadoras dejan a los nenes…muchos dormiditos y otros despiertos con los ojos muy abiertos.

La otra parte de esta guardería comprende a niños con edades entre dos a cuatro años. Una niña muy especial se nos colgó al cuello y no se soltaba. Nos abrazó intensamente como lo haría cualquier otro niño del mundo. La inocencia no discrimina ni entiende de fronteras.

Todas estas guarderías están subvencionadas por diferentes aportaciones que de forma solidaria contribuyen a preservar primero, al menor y después a ayudar a la emancipación de la mujer en el ámbito laboral.

La segunda visita, fue un centro hospitalario de rehabilitación.
Donde nos encontramos a Abdullah Bani Odeh. Joven de 17 años, herido de bala cuando lanzaba piedras contra el ejército israelí.
Recibió un balazo que estalló dentro de su pierna. Le destrozó interiormente e hirió parte de la otra. Ahora se recupera lentamente, y así con muletas nos mira y nos dice que volverá a hacer lo mismo para defender su cultura y su país, es su forma de resistencia. David contra Goliat.

Nos instó a que transmitiéramos a nuestro país que no venda armas a Israel, que es una forma de contribuir al castigo de su pueblo.
Maha nos presenta a una trabajadora del hospital. Se llama Ameen. Nos impresionan sus ojos, su rigidez y su fuerza.
La historia de Ameen se centra en un campo de refugiados. El ejército israelí entró en Ramallah buscando a un sospechoso, disparando a todo el mundo que se encontraba delante y así es como hirieron a su hijo.
Después de mucho dolor y de horas interminables en una unidad de cuidados intensivos, su hijo de veinte años se recupera poco a poco.
Ameen, nos abraza y nos da las gracias por estar ahí. Simplemente. Salimos del hospital muy conmovidas.
Salha es una agradable enfermera, que nos acompañó en todo momento. Ella tiene su marido en la cárcel, con una condena de veinte años por ideas políticas. En Palestina, uno de cada tres hombres ha sido retenido, encarcelado o herido. Con estos porcentajes nos dirigimos, con Maha al volante al Campo de Refugiados de Ramallah, llamado Jalazón.
Impresiona la pericia al volante de Maha, en calles serpenteantes, apenas asfaltadas, con escombros, curvas y bajadas…ella se desenvuelve sin problemas, entre cigarro y entre llamadas que no censan del móvil.
Entramos en la casa de Banakat, una persona que sufrió la expropiación de Lod, uno de los diferentes pueblos usurpados por Israel. No quiere compensaciones ni ayuda, sólo quiere regresar a su tierra de la cual fueron expulsados durante la guerra del 1948.
Un hombre con una gran entereza que no pierde la esperanza de volver a su tierra que actualmente está enterrada bajo el asfalto del aeropuerto de Ben Gurión.

Su gran familia numerosa, nos abraza y nos acoge con los brazos abiertos.
La dignidad envuelve cada uno de los rincones de esa casa.
Ellos se sienten solos por la información tan sesgada y manipulada que da Israel cuando sobre todo les llaman terroristas sin distinguir edades.
Banakat nos relata entre hijos, nietos y sobrinos, cómo el Campo de Refugiados en el que viven, durante la segunda intifada, estuvo rodeado por el ejército israelí y durante cuarenta días castigados sin luz y sin agua. Nos parece increíble que esta información haya pasado desapercibida en el mundo, ya que casi nadie dio a conocer esta agresión tan desproporcionada.
Por último preguntó a su hijo: - ¿De dónde es eres?
Y su hijo nos responde: - Soy de Lod.

Beit Anan.

Visitamos el centro de ocio y de tiempo libre para niños y niñas, llamado Gasan Kanfani que tiene el Comité de Mujeres.

Su horario es de dos a seis de la tarde. Aquí realizan actividades como pintura, fiestas, excursiones…unos cien niños pueden participar de estas actividades.
Este centro esta dirigido por una maestra y estudiantes de magisterio en prácticas que nos recibieron pintando las caritas de algunos niños y niñas y con cantándonos una canción de bienvenida.
Después de este largo día, pudimos sentarnos a comer, eran ya sobre las cinco y media de la tarde…anocheciendo entre las blancas casas. Y dándonos cuenta de la fuerza y entereza de la mujer Palestina.

Un día intenso para nosotras al mismo tiempo que emocionante. Nos han mostrado su cariño, su hospitalidad y su esperanza de paz, pero en la misma medida su dolor, que también ha sido el nuestro.