De su cuello pende un cartel donde se puede leer "Rosa de 18 años, en venta por 800 monedas". Este cuadro se encuentra en la nueva ampliación del Museo del Prado, y es de José Jiménez Aranda (1837-1903). Refleja el pudor y la vergüenza de una chica al ser observada por un grupo de posibles compradores.
Los visitantes del museo se detienen, paralizan sus pasos y algunos, contemplan ensimismados, otros asombrados, ese significado que tan explícito demuestra. Yo no he podido olvidarlo.
Una imagen que no es anacrónica, permanece incluso inmutable en estos tiempos y está clasificada como tristemente contemporánea. Jiménez Aranda retrató tiempos pretéritos, una situación vergonzosa, inmoral, como es la esclavitud ahora llamado "tráfico de personas".
El año de la obra data de 1897.
Sucede que en el 2008 las mujeres han llevado la peor parte en la guerra del Congo. El 70% de las mujeres violadas que Médicos Sin Fronteras atiende en todo el mundo son víctimas del conflicto en el país africano. Estas mujeres son violadas en la selva y después repudiadas en casa. Podemos leer: "Sus historias dejan paralizado al más bravo: mujeres violadas en serie por 20 hombres, jóvenes secuestradas durante un mes como esclavas sexuales de un batallón de energúmenos, abusos a bebés de 10 meses, violaciones de abuelas de 70 años...".
Efectivos de la Comisaría General de Extranjería y Documentación de Madrid y Las Palmas han desarticulado una red nigeriana dedicada al tráfico de personas para su explotación sexual, bodas de conveniencia y estafas a través de Internet.
Son sólo varios ejemplos….¡hay tantos!.
Según datos de ACNUR la trata y el tráfico de personas son delitos que se han incrementado en forma alarmante en los últimos años, debido a las difíciles condiciones de vida en los países menos desarrollados, al endurecimiento de las políticas migratorias en los países industrializados y al hecho de que por mucho tiempo estos fenómenos no fueron considerados como un problema estructural sino como una serie de episodios aislados. Para la ONU, el número de personas traficadas en el planeta alcanza la cifra de cuatro millones anuales. En medio de esas denuncias, salió a la superficie una realidad escandalosa: Brasil es uno de los países campeones del mundo en el abastecimiento de seres humanos para el tráfico internacional.
Con la globalización se han roto las limitaciones que impedían operar en todo el planeta en cuanto al transporte, comunicación…la tecnología permite trabajar en tiempo real pero también se ha globalizado la esclavitud. Palabras que el autor de este cuadro nunca haya escuchado jamás, pero sí el verdadero fondo de lo que significa su obra: sumisión, dominio, opresión…explotación.
Este mercado ilegal viola, quebranta la base fundamental de los Derechos Humanos. La explotación humana actúa impunemente frente a Estados que fracasan en el ejercicio de preservar la Ley y la protección hacia los más débiles. Actúa en una sociedad muerta, abotargada que es incapaz de denunciar y reivindicar y con organismos no gubernamentales que denuncian diariamente esta situación pero parece que ese grito no mueve el motor del cambio hacia una colectividad más justa y solidaria.
Una esclava en venta seguirá siendo contemporánea hasta que haya un verdadero compromiso de respetar como se merece esos Derechos Humanos tan devaluados en pleno siglo XXI.
Más: Historia detrás de las mujeres víctimas de la trata con fines de explotación sexual.