jueves, abril 29, 2010

Capicúa.

Quiero hacer un alto en las crónicas de Beirut para presentaros este corto de Roger Villarroya, y que ha sido el ganador del Gran Premio del Jurado este año en el Festival online Notadofilmfest.
Espero que os guste tanto como a mi.

martes, abril 27, 2010

Educación es poder.

*Pequeña palestina con su lápiz para la Paz. Colegio Ramalla, campo refugiados Shatila, Beirut.

La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz." Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 26.
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Recuerdo una frase de Marjane Satrapi, autora del cómic Persépolis que decía “La educación es una arma de construcción masiva.” No tengo duda. Ninguna.
Educación es poder y muchos gobernantes de cientos de países no invierten en ella porque saben, conocen que una sociedad inculta es una sociedad vulnerable frente a la manipulación y el engaño.
¿Qué miedo y pánico tienen los gobernantes libaneses para no permitir que niños y niñas refugiados palestinos tengan acceso a sus escuelas?. Junto con la privación de la comida, la falta de conocimientos es una de las causas más profundas de marginación. Los gobernantes libaneses son conscientes de esa marginación pero no la quieren ver.
*Niñas nos saludaban cuando entrábamos en las aulas.
Lápices para la Paz había cumplido plenamente su función. En apenas dos días compramos, repartimos, y conocimos las pequeñas luchas individuales de los alumnos del colegio Ramalla.
Todo el pedido se quedó en el patio y en menos de veinte minutos la directora ordenó a los alumnos más fuertes llevar todo el material al almacén. Bien resguardado para repartirlo el próximo mes de septiembre, comienzo de nuevo año escolar.

*Niños recogiendo el material escolar que compramos para los 530 alumnos de la escuela Ramalla.
Cuando estuvimos en el despacho de la directora, muchos de los niños y niñas que nos contaron sus sueños llegaron con regalos para todos nosotros. Eran pulseras con la bandera de su querida tierra, Palestina. La cogimos con orgullo, realmente nos emocionó.

Les dijimos que siguieran persiguiendo sus sueños, ellos son y serán el futuro. Porque con las injusticias, la exclusión y la pobreza hay que hacerles frente y tener el coraje suficiente para permanecer en la escuela y luchar contra ellas.

*Niños y niñas nos dieron las gracias y nos dieron regalos de despedida. Ahí estaban los futuros médicos, ingenieras, enfermeras y cómo no maestras.
Tuvimos que elaborar un documento detallado de toda la entrega que efectuamos al colegio. Era un requisito indispensable para hacerles llegar el material escolar y que pudiera entrar al colegio. Una burocracia que pregunté a Sergio, voluntario de la Asociación Nadjeh.
Él simplemente me contestó que esta “burocracia” forma parte de la gran “cárcel” que es Shatila, al igual que los demás campos de refugiados palestinos. Nada entra, nada sale sin autorización. Es el control del ejército libanés. Incluso nosotros mismos necesitábamos permisos para entrar en los campamentos.
- A veces ni miran los papeles. Sólo quieren controlar los movimientos y dicen que así impiden la infiltración de terroristas y personas buscadas, contrabandistas de armas, explosivos y material ilegal....

Miré a los niños, qué difícil es a veces todo cuando cientos de puertas se cierran. Cuantas desigualdades están escondidas a la vuelta de la esquina. Muchos de estos pequeños buscarán la emigración como salida a su futuro.

Sólo espero que algún día la tremenda realidad que viven los refugiados palestinos en Líbano cambie, ya sólo por vergüenza y por dignidad.





jueves, abril 22, 2010

Quiero ser maestra.

Alumnas estudiando matemáticas a nuestra llegada al colegio Ramalla, campo de refugiados palestinos de Shatila.

Beirut amanece bajo el incesante ruido de los coches. Es una ciudad diseñada para ellos obviamente. El peatón es una simple molestia que debe buscar su vida a la hora de cruzar calles, semáforos que no funcionan y aceras minúsculas. Parques verdes inexistentes y un tráfico feroz.
Las grúas ya están trabajando en reconstruir lo que otros han destruido. Cientos de rascacielos se están elevando bajo el dinero de miles de donantes para reconstruir la ciudad después de la guerra. Pero los signos del estigma de este gran negocio, como son los conflictos armados aún no lo ha borrado el dinero.
Muchos edificios tienen las huellas de bombas, metralla y disparos. En fachadas, laterales de casas y en cientos de balcones. Es de la Guerra Civil Libanesa.
*Foto, uno de los edificios aún con signos de metralla
Sólo han reconstruido el centro de la ciudad, zonas de ejecutivos y gente adinerada que hacen importantes negocios. Nunca he visto tanto coche de lujo en tan poco espacio. En una ciudad que se va la luz tres horas al día. Muchos lo padecen, otros, como las carísimas tiendas de marca y los hoteles se permiten tener un generador evitando los molestos cortes de electricidad.
Pero si esto nos ha llamado la atención no lo es menos dentro del campamento Shatila. Es parte del paisaje el poder de destrucción así como la miseria que también está dentro de las vidas de los refugiados. Así cómo la falta de electricidad durante esas tres horas al día o más. Y ellos no cuentan con generadores.

*Edificio destrozado dentro del Campamento de Refugiados palestinos Shatila, Beirut.
Cuando nos dispusimos a transportar todo el material al colegio Ramalla, Said, el dueño de la tienda ya tenía todo previsto para que no nos preocupásemos de nada. Él junto con otro amigo que se presentó con una moto comenzó a cargarla, tanto que dudamos si esa pequeña moto iba a poder con todo el peso. Y sí que pudo frente al asombro de todos y con seis o siete viajes todo el material escolar estaba en el patio del colegio.

Niñas enseñando sus Lápices para la Paz. Colegio Ramala, Campo Refugiados Shatila.

Después subimos todos con los lápices de madera que llevamos desde Madrid y repartimos en todas las aulas. Al entrar los niños y niñas se levantaban y gritaban:
-¡¡Good Moooorning teachers!!
Y luego se sentaban, algunos muy serios y disciplinados, otros menos tímidos con una sonrisa en los labios. También tuvimos alguna demostración de bailes tradicionales palestinos especialmente para nosotros y fue maravilloso verles tan implicados y tan alegres.
En algunas clases hicimos rondas de preguntas y muchos alumnos se quedaban muy asombrados que desde España se acordasen de ellos y que quisiera alguien venir hasta este rincón del mundo para ayudarles.
-¿ Sabéis dónde está España ?
- Sí, sí, respondían- ¡¡¡En Europa, Europa!!! Real Madrid, futbol, futbol!!- Nos gritaban.
- ¿Qué queréis ser cuando seáis mayores?
Y ante ésta pregunta, muchos entusiasmados levantaban el brazo y la educadora responsable de la clase les invitaban a contestar.
- ¡¡Médico!!
- ¡¡Abogada!!
- ¡¡Ingeniero!!
- ¡Futbolista! Me gusta mucho el fútbol (ni que decir tiene que éste niño era el que identificó el Real Madrid con España).
Entonces, una niña muy tímida que estaba sentada casi al final de la clase se atrevió a levantar el brazo.
- Yo quiero ser maestra y lo lograré.
Decisión e ilusión, eso era lo que reflejaba sus ojos. No lo dudé ni un instante. Fué muy emocionante y esperanzador.

lunes, abril 19, 2010

Lápices para la Paz en El poder de la Gente.


Ahora el poder lo tienes tú. Tu vida, tus iniciativas, tus pequeñas y grandes causas cotidianas, ahora queremos conocer tu historia. Tú tienes la palabra. Si tienes una iniciativa únete ya a El Poder de la Gente y compártela. Haz que tu causa llegue a todos, tenga repercusión en los medios y además sirva de inspiración a otros muchos...

Las iniciativas que forman parte de El Poder de la Gente son acciones de personas particulares o asociaciones que no tienen otro canal de comunicación para dar a conocer sus acciones la cuáles benefician a otras personas o al entorno.
Así comenzaba una carta que recibí de Telecinco para que participara en esta bonita iniciativa. Con nuestro viaje a Beirut se retrasó el envío del proyecto Lápices para la Paz, pero hoy mismo ha sido publicado en la web.

Presenté la iniciativa porque Lápices para la Paz está formado por gente normal, con ilusiones de intentar mejorar la situación de una infancia desfavorecida y vulnerable. Pequeñas acciones que pueden servir de inspiración para gente como vosotros. Por lo tanto, El Poder de la Gente me pareció muy atractivo.

Si Lápices es una de las más votadas, se rodará un anuncio de la campaña “12 meses, 12 causas. El poder de la gente”. De este modo, podrían dar a conocer la causa a todo el mundo. Gracias por tu voto!.

jueves, abril 15, 2010

Otro día universal.

El Día del Niño o Día Universal del Niño es un día consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo y destinado a actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños ....Hoy se celebra en España.
Los días internacionales ya me chirrían en la cabeza pero si tienen que servir de algo es para recordar las atrocidades que se siguen cometiendo a diario a los niños y niñas más desfavorecidos de este planeta.

Quiero dejar hoy la historia de Mohammed Soboh, un niño de Alatatra, en el norte de Gaza. Mohammed y su familia huyeron de su casa durante el asedio israelí, enero 2009 y buscaron refugio en una escuela de Naciones Unidas en la ciudad de Gaza. En la clase donde antes estudiaban dormían 50 personas. Sin electricidad, agua corriente y calefacción muchos niños estaban aterrorizados. El vídeo es de Save the Children.

miércoles, abril 14, 2010

Vivir en medio: imágenes, luces y sombras de Oriente Medio.

Ayer me pasé por La Casa Encendida (Madrid) expresamente a ver la exposición Vivir en Medio, que presenta imágenes de poblaciones de Oriente Medio en su búsqueda de mayores cotas de desarrollo humano, disfrute de derechos y seguridad, y del apoyo de la sociedad civil a esta búsqueda.

El trabajo es de Ferrán Quevedo y hay fotografías procedentes del archivo de la sede de Solidaridad Internacional en Jerusalén. Son reflejos de mujeres y niños palestinos en Cisjordania, Gaza, Jordania y Líbano.
Sabra, Campo de Refugiados en Beirut. Niños y mayores en un acto social. Foto de Ferrán Quevedo.
No pude evitar sentirme cercana a éstas imágenes, a la impotencia, la injusticia y esa resilencia, una palabra que se debería utilizar más para todas estas personas, vulnerables, que viven en medio de terribles conflictos, la mayoría mujeres, que luchan día a día y tienen la enorme capacidad de sobreponerse a grandes impactos dolorosos y que en vez de doblegar y postergar tanto emocionalmente como físicamente llegan a conseguir una entereza e incluso terminan fortaleciéndose de estas duras experiencias.

Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, al abandono afectivo, al fracaso, a las catástrofes naturales y a la pobreza extrema.

*Esta es la imagen que ven los niños y niñas palestinas desde el colegio Ramalla, Campo de Refugiados de Shatila.,Beirut. Foto de Lápices para la Paz.

En el recorrido pude contemplar cómo han sido talado cientos de olivos en territorios palestinos, una de las viejas calles de Hebrón donde arrojan basura y excrementos los judíos a los viandantes palestinos, los niños, siempre la mirada de los niños, ancianos con rostros curtidos en mil batallas, y mujeres combatiendo frente a viento y marea los embistes del destino.
Ayer terminó en Madrid, pero se llevará a La Rioja (segunda quincena de abril) y después recorrerá diferentes espacios en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Galicia y País Valenciano. Si tenéis oportunidad no dejéis de ver la exposición.


domingo, abril 11, 2010

Said.

*De izquierda a derecha, Said junto a Sergio nuestro guía y traductor.
Said, dueño de una pequeña tienda de material escolar en el campo de Shatila sabe que no puede abrir otro comercio fuera de los límites que ha establecido las autoridades libanesas. También conoce que no puede trabajar fuera del campo y que sus derechos están vetados.
La familia de Said y él mismo salvaron sus vidas de milagro en la masacre que se perpetró una madrugada del jueves 18 de septiembre de 1982 en Sabra y Shatilla por la Falange Cristiana de Elie Hobeika, milicia libanesa que operó bajo la supervisión directa del Ejército de Israel y con su apoyo logístico. Fue una matanza contra gente indefensa, fue una masacre, un exterminio.

Mientras helicópteros israelíes lanzaban luces de bengala para facilitar la visión, los falangistas entraron en Sabra y Shatila. Durante casi tres días asesinaron sistemáticamente a cientos de refugiados. Cercados, encerrados, nadie pudo huir de la muerte. Afortunadamente la familia de Said estaba fuera del campo, salvo padre de Said que cuando escapaba de la muerte fue apuntado con un arma en la nuca. Era un falangista, que mientras sostenía el arma en su cabeza le pidió dinero como peaje para conservar su vida. Así se salvó.
*Foto portada Times, 1982.

Said lo relata tranquilo, con la mirada baja. Pude contemplar sus ojos, parecía que hablaba de la masacre como si hubiera sido ayer mismo. Recuerda las muertes de inocentes, colocados por orden en las paredes de las calles para posteriormente ser fusilados. Recuerda pérdidas de vida de niños, ancianos, mujeres. El Ejército Israelí fue cómplice pues no sólo dio las armas, sino que mantuvo en esas 36 horas de sangre y locura, el suministro de las municiones.

Según relata Robert Fisk en "La gran guerra por la civilización", esta matanza curiosamente no aparece en la lista de la Associated Pres de los mayores “ataques entre israelíes y palestinos”. Pero la comisión de investigación israelí Kahan, que acusaba a directamente a Sharon de “responsable directo” de los asesinatos, señaló que a lo largo de 36 horas, los soldados israelíes que había alrededor de los campamentos fueron testigos de algunos de esos asesinatos cometidos por falangistas libaneses, sin hacer absolutamente nada por impedirlo. Entre 800 y 3.000 palestinos, según diversas fuentes, fueron asesinados.

La memoria colectiva permanecerá por las calles de Shatila, en las casas, en las reuniones familiares, en los colegios. Está expresamente prohibido olvidar y es que ante actos tan cobardes e infames como lo que sucedió en los campos de refugiados se hace insoportable precisamente eso, abandonar, postergar, ignorar la memoria histórica de un pueblo que resiste al paso del tiempo a ciento de injusticias y al olvido internacional.
Quizás es la memoria o quizás sea la propia naturaleza de Said, porque ha desarrollado un importante compromiso con la infancia y la educación. Como ya nos comentó la directora del colegio Ramalla, es voluntario en una ONG llamada PARD donde se encargaba del mantenimiento de los equipos informáticos, así como colaborar con la Asociación Nadjeh, en la escuela y también lo que haga falta en el campamento de refugiados.
Nos hizo entrega de pósters visuales, carpetas y más juegos educativos para los más pequeños sin pagar un euro. Nos ayudó en el traslado del material escolar para la escuela y nos acompañó en todo momento.
Pregunté por la película de Folman director de Vals con Bashir, que precisamente fue uno de aquellos militares que observaron lo que la ONU calificó de 'genocidio'.
Premiado con un Globo de Oro y nominado a los Oscar, está basado en la invasión israelí del Líbano, en 1982 y habla de la masacre perpetrada en Sabra y Shatilla. Nos comentan que está prohibida en Líbano ya que según la ley actual, es ilegal importar o visionar películas israelíes. Pero que esta prohibición no ha impedido que la película sea vista en muchos hogares libaneses, entre otras cosas por las descargas en Internet.
También la película ha sido proyectada en Beirut en concreto en la sede de UMAM, una organización para la recuperación de la memoria histórica cuya sede se encuentra en Dahiyeh, los suburbios chiíes de la capital y principal feudo de Hizbulá. Al pase fué privado.
Afortunadamente, la película es muy conocida para toda la sociedad palestina y libanesa y por muchas prohibiciones que existan, jamás se podrá ocultar la verdad, ya que cómo dijo Bacon, la verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.

martes, abril 06, 2010

Visibles entre los invisibles.

*Foto de Lápices para la Paz, alumna refugiada palestina recogiendo su lápiz en la escuela Ramalla, campo de refugiados Shatila, Beirut.
Amnistía Internacional ya denunció en su día las deplorables condiciones en las que viven los refugiados palestinos en el Líbano e instó a las autoridades locales a poner fin la discriminación sistemática que sufren día tras día.
Es así, la superficie de los campos no ha variado desde 1948, fecha en que comenzó el éxodo de los palestinos por la creación del estado de Israel.
La población palestina ha crecido desde los 100.000 que llegaron el 1948 hasta los 400.000 actuales, de los cuales la mitad viven en los campos de refugiados, viviendo en la miseria, sin esperanza de mejorar su vida cotidiana ni de regresar a su país.

La Asociación Najdeh que tanto está aportando a Lápices para la Paz, ayuda a los refugiados palestinos de Líbano y se esfuerza sobretodo por las mujeres, por conseguir puestos de trabajo y por la igualdad de derechos de los refugiados. La guerra entre Israel y Hezbolá en el verano de 2006 empeoró mucho la situación de los refugiados.
Najdeh ayudó en los difíciles momentos de la guerra de 2006 suministrando alimentos, leche, utensilios de cocina, colchones, pañales, ropa, medicamentos y agua limpia. Además tuvieron que acoger a gente procedente de campos de la frontera israelí y a libaneses huidos.
Laila Ali, directora de Najdeh nos dice que están combinando la alfabetización y la formación profesional. Y que más del 70 por ciento de los palestinos que acaban la formación, consiguen trabajo fuera de los campos. Es complicado tener buenos puestos laborales, nadie contratata a palestinos y quien lo consigue, ganará mucho menos que un libanés desempeñando lo mismo y la mayoría de los palestinos acaban consiguiendo trabajos sumergidos, en negro, como la construcción que en Beirut está en auge.
Para los más pequeños, existen escuelas infantiles y de primaria. Aprenden entre otras materias, árabe, inglés básico mediante libros de ilustraciones, canciones y juegos.
A los niños se les prepara para seguir la educación media en escuelas creadas por Naciones Unidas exclusivas para palestinos. Najdeh además imparte educación profesional y busca lugares donde las mujeres puedan hacer prácticas.
*Niños y niñas enseñando sus Lápices para la Paz, colegio Ramalla, Beirut.

Pero ni la Asociación ni la UNRWA puede acabar con la especial marginación social de los refugiados. Una marginación especialmente visible entre los invisibles, Shatila, Sabra, y más de diez campos de desplazados. Se necesitan políticas de inclusión social de forma urgente por parte del gobierno libanés pero eso es ciencia ficción y los menores lo saben.
Entre las clases que visitamos hicimos rondas de preguntas. Quisimos conocer qué desean los niños y niñas en un futuro. Todos tenían unas buenísimas expectativas profesionales, de solidaridad con su propio pueblo y sentimientos de prosperidad y de cooperación.
Es tremendo encontrarse con que tus sueños son masacrados. Sentir la realidad que te envuelve, en todos los aspectos: laboral, económico, cultural y social. Muchos menores se quedarán atrás por no disponer de dinero ni salidas universitarias por su condición de palestino en este país.

Es complicado imaginar un futuro prometedor respecto a ésta incertidumbre política y humanitaria. Los educadores continúan formando en una memoria histórica dolorosa que por supuesto no hay que olvidar. Todos desean regresar a su tierra, Palestina. Muchas generaciones de refugiados han nacido en los hospitales de la UNRWA, porque ni dar a luz una mujer palestina le es permitido en un hospital libanés.
Discriminaciones visibles entre los invisibles. Y no sólo por este gobierno libanés, sino por toda la comunidad internacional que permite este crimen sistemático de sueños y anhelos de miles de niños y niñas.

domingo, abril 04, 2010

Colores por las calles de Shatila.

*Foto de Lápices para la Paz, niña refugiada palestina en la escuela Ramalla, campo de refugiados Shatila, Beirut.

Siempre he tenido la certeza de que una injusticia hecha hacia sólo una persona es una amenaza para toda la sociedad, entonces una puerta se abre y se permite la entrada a todas las que le siguen.
De nuevo en el campo de Shatila contemplar la situación en la que viven todas estas personas es una verdadera exhibición de lo que no se debería permitir por múltiples razones, entre las que destaco la principal: Derechos Humanos. Los diversos gobiernos de Líbano han seguido con su política de segregación hacia todos los palestinos privándolos de derechos sociales y civiles.
Nos dicen que las razones por las que Líbano deniega sistemáticamente los derechos a los refugiados, a diferencia de los países como Siria y Jordania, tienen que ver con el entramado de sociedades, religiones que componen la sociedad libanesa: los musulmanes suníes por ejemplo que predominan por un pequeño margen sobre los cristianos. Si se nacionalizan a los palestinos prácticamente el 12% del total de la población libanesa, supondría desnivelar la balanza en detrimento del sector cristiano.
Y así va pasando año tras año con un total sentimiento de frustración para toda la población refugiada palestina. Campamentos de refugiados distribuidos por toda la geografía libanesa, creciendo, sufriendo, sin expectativas, sin futuro, sin esperanza.
Caminar por una de las calles de Shatila es padecer como ellos la sensación de impotencia. Angostos callejones donde los bloques de pisos, construidos por sus propios habitantes en ocasiones no dejan pasar la luz del sol. Las casas son pequeñas, sin ventilación donde se hacinan familias de hasta 15 miembros. Las callejuelas están sin asfaltar, cae agua insalubre por dudosos canalones, basura desperdigada en cualquier rincón, apenan disponen de electricidad y no tienen agua corriente.
Existen minúsculos comercios dentro del campamento, y tienen prohibido expresamente por la autoridad libanesa extender el comercio fuera de Shatila así cómo comprar una casa fuera del campamento porque no son libaneses. Hablamos de más de 12.000 palestinos, sólo en Shatila.

Llegamos a la tienda de Said y comenzamos a recoger el material para la guardería del campo que gestiona la Asociación Najdeh, que por cierto significa ayuda, y que tanto está aportando a millones de refugiados palestinos en Líbano.
Transportar los juegos de colores, carpetas infantiles, y demás material por entre los callejones de Shatila fue algo mágico para nosotros. *Foto, Óscar, amigo lapicero con un saco lleno de juegos educativos.
Muchos nos miraban por entre los balcones, las minúsculas ventanas, y todos nos saludaban con una sonrisa en sus rostros: comerciantes, señoras, ancianos…
Sorteábamos los ríos de agua que caían de las casas y llegamos a la guardería cargados de color. Los pequeños regresaban de la celebración del Día de la Tierra Palestina y abrieron los ojos de par en par al contemplar no sólo lo que les íbamos a dar sino también nuestro recibimiento, con narices de payaso que enseguida se pusieron para jugar y con cientos de globos.

Entonces, por un momento olvidé la injusticia, el olvido y la exclusión en que se ven expuestos todo este pueblo tan maravilloso como es el palestino.

viernes, abril 02, 2010

Comenzando con la ilusión.

*Alumnos de las escuela Ramalla, Campamento de refugiados en Shatila, Beirut.

De regreso a la tienda de Said en el campamento de Shatila, todos nuestro pedido para los 530 alumnos y los casi 60 niños y niñas de la guardería estaba listo.

Said es como todos los hombres palestinos que sobreviven en Beirut, un luchador y superviviente porque ha vivido tanto él como su familia la guerra y los cientos de enfrentamientos con el Ejército Libanés así como la matanza de Sabra y Shatila donde perecieron unas 3000 personas. Pero también es una gran persona, comprometida y solidaria: es voluntario en una ONG llamada PARD donde se encargaba del mantenimiento de los equipos informáticos, así como colaborar con la Asociación Nadjeh, en la escuela Ramalla y también lo que haga falta en el campamento de refugiados. Los paquetes se amontonaban en la tienda y os puedo contar que realizamos un pedido de:

Diez cajas de 500 folios de papel en cada una, 1700 cuadernos entre los que había para escritura árabe, matemáticas, para los más pequeños y generales.

1000 lápices que junto con los 500 que llevamos de Madrid con muñecos de madera hicieron un total de 1500 lápices, 1200 bolígrafos, 530 lápices de colores, 500 cartulinas también de diversos colores, 500 gomas de borrar y 225 sacapuntas. 530 reglas, 96 barras de pegamento y 530 set (compás, escuadra y cartabón). 110 cajas de tizas y 42 cajas de tizas de colores (10 tizas en cada caja).

Para la guardería compramos 10 juegos de bloques para hacer puzle que contenía 226 piezas en cada juego, 2 juegos para colorear con esponjas, 4 juegos para jugar con plastilina y moldeado, 3 juegos educativos para aprender los colores, 2 juegos para de asociación de sonidos e imágenes, 2 juegos para pintar con las manos, 1 juego de marionetas para hacer teatro. Además los niños y niñas de la guardería disponen de un taller de música. Por eso decidimos dotar de materiales musicales infantiles: 2 guitarras, 1 batería, 1 piano electrónico y 3 juegos de percusión. Con esto, nos aseguran que los pequeños se volverían locos de alegría.

*El equipo lapicero al completo, después de revisar todo el material.

Nos emocionó mucho ver todo el material recopilado que iba dirigido a los alumnos, con mucha ilusión trabajamos para contemplar este sueño de llevar nuestro pequeño granito de arena. Nada es imposible.