sábado, febrero 08, 2014

La noticia: Muerte de 15 inmigrantes durante un intento de entrar por mar a nado a Ceuta.

   
Cuando Martín Aldalur, autor del fantástico libro "Clandestinos" le pregunta al genial José Saramago sobre cúal era su percepción sobre las personas que llegan en cayuco a nuestras cosas y la de sus realidades, Saramago era tajante: "Quisiera que no vinieran. Quisera que fuéramos nosotros allí, a donde ellos están, a sus países, pero no para expoliarlos, como hemos hecho hasta ahora, sino para colaborar, para devolver lo que hemos sacado de África. Y no por caridad, sino como un elemental deber. De los estados, de los ciudadanos. Las grandes fortunas europeas muchas tienen su origen en África. ¿Cuándo vamos a empezar a exigir que se invierta allí?"....

Ayer leí la noticia, se colaba con la otra gran noticia: una infanta de tiene que dar cuentas ante un juez. Quizás la muerte de trece inmigrantes ya nos suene como si fuera algo habitual y lo que es peor: normalizado, en la marea mediática que nos retumba diariamente.
Pero es que resulta que el Gobierno español mintíó sobre la actuación de la Guardia CIvil en los hechos que terminaron con la muerte de los inmigrantes (a mi me gusta llamerles trabajadores supervivientes...) que buscaban una vida mejor escapando de la miseria y de la falta de oportunidades. 

Primero dijeron que no habían intervenido, que solo había intervenido la policía marroquí, pero después de ser acusados por testigos de haber disparado con gas lacrimógeno y pelotas de goma contra los inmigrantes que nadaban, reconocieron que si que habían disparado, pero solo contra inmigrantes en tierra. 
El tema me parece sumamente grave, la actuación de determinadas personas ante este drama humano, esta sangría de muertes en nuestras fronteras, me confirma una vez más que vamos hasta una involución del ser humano, de nuestra capacidad para empatizar con el otro.
Una vez más hago un ejercicio de reflexión y sigo pensado que cada vez se hace patente la fragilidad de esas pequeñas luchas individuales, arrastradas por la corriente de los que manipulan los grandes capitales y las personas sin escrúpulos, las que no dudararán en traficar contigo, con tu alma y con la de tu familia si quieres pelear por un futuro mejor.
Son luchas angustiosas, en este mundo en que vivimos tan absurdo y tan lleno de trampas. Estas muertes, silenciosas, amnésicas, navegan entre estadísticas frías y que mañana ya no serán noticia...

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