miércoles, septiembre 09, 2015
miércoles, septiembre 02, 2015
El peso del alma.
Fotofrafía de Nilufer Demir. El pequeño Aylan, de tan sólo tres años.
Nuestra retina acumula fotogramas que se desvanecen en los entresijos de nuestra memoria, tan sutilmente, que ya nos acostumbramos a la muerte, de forma tan natural, tan condenadamente fácil…
Y mientras el diálogo se aplaza, los días pasan. Qué importa, seguirán las orillas del mar acogiendo inocentes, camiones sembrados de cadáveres asfixiados. La muerte, aleatoria, cruel y despiadada se paseará por el cementerio que se ha convertido nuestro Mediterráneo (Más de 23.000 inmigrantes que lograron cruzar el Mediterráneo han arribado a las costas griegas en la última semana).
¿Cuánto pesa la vida? ¿Cuánto pesa la esperanza?
Otra foto, mil sentimientos.
Hoy no puedo dejar de olvidar esta imagen. Ha
aparecido en diferentes medios de comunicación en este mundo global, tan habituados y tan relajados
al dolor ajeno y tan acostumbrados a dramas lejanos. Las injusticias
se suceden a miles de kilómetros de nuestro ritual de lo habitual.
No nos afectan. Las lágrimas son de otros.
Nuestra retina acumula fotogramas que se desvanecen en los entresijos de nuestra memoria, tan sutilmente, que ya nos acostumbramos a la muerte, de forma tan natural, tan condenadamente fácil…
Y de repente, algo sucede en nuestro interior.
Aparece una imagen que penetra, sintiendo cómo duele el estómago. Y
se rompe algo, de forma tan sutil que cerramos los ojos, y no
comprendemos ni quienes somos, ni que futuro tenemos como seres
humanos. Y los que se suponen que tienen que hacer política con
deber hacia los demás, nos damos cuenta que tienen una piedra en vez
de corazón.
Un niño sirio que huía de la guerra. La
barca en que viajaba naufragó cuando trataba de cruzar la
estrecha franja que separa Turquía de la isla griega de Lesbos.
Ya escribí sobre los 21 gramos que pesa el alma,
esos 21 gramos que desaparece, de forma misteriosa cuando fallecemos.
21 gramos. El peso de 5 monedas de 5 centavos, el peso de un colibrí,
de una chocolatina...
Me pregunto si esos dirigentes europeos, los que
llevan la batuta en la vieja y prostituída Europa tienen entre sus
entrañas esos 21 gramos que pesa el alma. Me pregunto cómo se puede
obviar centenares de vidas que huyen de la guerra, la muerte, el
horror, el hambre.
Y mientras el diálogo se aplaza, los días pasan. Qué importa, seguirán las orillas del mar acogiendo inocentes, camiones sembrados de cadáveres asfixiados. La muerte, aleatoria, cruel y despiadada se paseará por el cementerio que se ha convertido nuestro Mediterráneo (Más de 23.000 inmigrantes que lograron cruzar el Mediterráneo han arribado a las costas griegas en la última semana).
¿Cuánto pesa la vida? ¿Cuánto pesa la esperanza?
...y eso dicen, que en el preciso momento de la
muerte, perdemos 21 gramos, que es el peso, que estoy segura, todavía
conserva este pequeño en ese instante que una cámara fotográfica
plasmó su dormida muerte.
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Europa nos duele
No son migrantes, son refugiados.
Huyen de la guerra, la violencia y la pobreza. No huyen por voluntad, huyen por desesperación.
Debemos velar por sus derechos http:// www.savethechildren.es/
No son migrantes, son refugiados.
Huyen de la guerra, la violencia y la pobreza. No huyen por voluntad, huyen por desesperación.
Debemos velar por sus derechos http://
sábado, agosto 29, 2015
Viaje hacia ninguna parte.
Vivimos en la seguridad de nuestras casas, nuestra ciudad, nuestros llamado “primer mundo”. Ni nos imaginamos cómo seria la vida de un refugiado. Nadie puede pensar en la injusticia, la persecución, la cárcel, la enfermedad, la opresión y la falta de libertad en todas sus formas. Y esto en tu propia tierra.
Cuando este cóctel se hace insoportable, y el abuso y explotación de los que regentan el poder, el débil sólo le quedan pocas y escasas opciones: ceder ante la fuerza, enfrentarse a ella, con riesgo que eso conlleva como es perecer o recurrir a la huida. Se pierde absolutamente todo, la familia, amigos, el hogar, trabajo, la propia historia de una forma cruel e injusta, pero se salva la dignidad y lo que es más grande, la vida.
Darko Vojinovic (AP)
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BERNADETT SZABO (REUTERS)
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Boris Grdanoski (AP)
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Por su parte, España también debe ofrecer una respuesta acorde a
los más de tres millones y medio de personas refugiadas mediante la
puesta en marcha de un programa de reasentamiento generoso, incrementando el compromiso adoptado por el Gobierno, de sólo 130 plazas en 2014 y 130 mas en 2015,
con prioridad para mujeres y niñas en riesgo, personas con necesidades
médicas o con discapacidades y otras con necesidades especiales de
protección. Además, es imprescindible agilizar los procesos de admisión humanitaria,
así como otros programas de admisión para personas refugiadas
procedentes de Siria para reducir el tiempo que transcurre entre la
presentación de casos y la llegada de refugiados, y facilitar la
reunificación familiar de los refugiados que tienen familiares viviendo
en España.
Conflicto de Siria
- Alrededor de 190.000 personas han sido víctimas de homicidio y 12,2 millones necesitan asistencia humanitaria urgente dentro de Siria.
- Más de 11 millones de personas, es decir, más del 50% de la población del país, se han visto obligadas a huir de sus casas.
- De ellas, 7,6 millones se encuentran desplazadas dentro de Siria, y 4 millones han buscado refugio en otros países.
lunes, abril 13, 2015
Hasta siempre Maestro...
Un hombre sirio lleva en brazo a sus hijos tras un ataque. (Siria) |
Los nadies
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los nada,
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los nadies: los hijos de nadie...
Los nadies: los dueños de nada,
jodidos, jodidos, jodidos, jodidos...
Eduardo Galeano.
Extracto de “El libro de los abrazos” (página 52)
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los nada,
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los nadies: los hijos de nadie...
Los nadies: los dueños de nada,
jodidos, jodidos, jodidos, jodidos...
Eduardo Galeano.
Extracto de “El libro de los abrazos” (página 52)
Muere el escritor uruguayo Eduardo Galeano a los 74 años
martes, enero 20, 2015
Invierno.
En #Gaza, los vientos gélidos y las lluvias golpean a las familias cuyos hogares permanecen en ruinas tras el conflicto del verano.
La familia de Mohammad perdio su casa este verano. Casi seis meses
después, siguen viviendo en un refugio de UNRWA. Lo único que Mohammad
espera es ver el final del #bloqueo y poder llevar una vida digna en paz y seguridad.
Fuente: UNRWA España
La familia de Mohammad del barrio de
Shejaiya en Gaza se vio obligada a huir de su casa a mediados de julio
después de que resultara gravemente dañada por los bombardeos. Casi seis
meses después, la familia sigue en un refugio de UNRWA, con la
esperanza de recibir ayuda para reconstruir su casa y refugiarse del
duro invierno. Mohammad dice que lo único que espera es ver el final del
bloqueo y poder llevar una vida digna en paz y seguridad.
Mientras tanto, en Siria, los refugiados
palestinos desplazados internos por el conflicto y refugiados en
centros colectivos están luchando para mantenerse calientes a pesar de
la nieve. "La nieve trae alegría para los niños, pero a la luz de la
situación imperante, ha sido un golpe catastrófico", dice Ahmad de
71-años que se refugia en la escuela refugio de UNRWA al-Kabri en el
campamento de Jaramana.
Muchos de los centros colectivos son
escuelas de UNRWA convertidos y aunque algunos refugiados se encuentran
en el interior de los edificios escolares, la falta de espacio ha hecho
que otros tengan que vivir en tiendas de campaña en los patios de los
colegios. Khalil, de 36 años, y su familia se encuentran entre los que
viven en tiendas de campaña. "Vivimos en la tienda sin calefacción con
un frío terrible", explica. "Ayer no pude dormir en toda la noche.
Estaba preocupado por mi tienda de campaña debido a los fuertes vientos.
Las condiciones invernales son una preocupación aquí. Mi hija de 10
días de edad murió de frío del año pasado".
sábado, enero 17, 2015
Camino a la escuela.
Quiero recomendar este fantástico documental: Camino a la escuela del director francés Pascal Plisson, galardonado con el premio César 2014 por este trabajo, nos habla de miles de dificultades con la que se encuentran para ir a la escuela cuatro niños de entre 11 y 13 años de Kenya, Marruecos, Argentina e India. Nos habla del Derecho a la Educación, que recordemos que es un derecho humano fundamental, esencial para poder ejercitar todos los demás derechos y que los Estados tienen que garantizar.
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